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Doctor Sergio Valenzuela Abasolo
Primer maestro de la neurocirugía pediátrica de Chile
Joaquín, de ojos brillantes, 9 años y pelo muy cortito en el que la marca visible de una cicatriz rodea su cara, deambula en pijama y pantuflas de peluche por los pasillos del tercer piso del Instituto de Neurocirugía e Investigaciones Cerebrales doctor Asenjo, mientras ofrece asiento, explica que su video de apoyo a la recaudación de fondos para la operación de una guagua tiene más de 5.000 "likes" y se declara ayudante y fanático del doctor Valenzuela Abasolo. Amasa plasticina naranja, encaja círculos y estrellas en sus respectivos espacios de las caras de un juguete amarillo y dice que ahora sólo tiene que "tirar pa’rriba" con una sonrisa enorme. Y cuando aparece el doctor, le lleva los papeles y le coge la mano con cariño, para luego escabullirse entre las habitaciones a saludar a sus amigos, antes de su próxima resonancia, "para la que no me tienen que poner anestesia porque me quedo tranquilito".
El doctor Valenzuela está orgulloso de ese ambiente colorido y acogedor, en el que colegas, enfermeras, técnicos y residentes conforman una pequeña familia, en la que reciben con la misma calidez a cada paciente, papá y mamá que llegan a enfrentar un diagnóstico duro y un futuro complejo. "Es el mismo ambiente que hemos tenido desde hace 40 años, cuando se creó el servicio pediátrico de nuestro instituto, heredado y mantenido por todos quienes hemos estado en la jefatura y que ha sido fundamental en la formación de los nuevos especialistas", señala. "Cuando llegan los becados pasan a ser uno más de nosotros, aprenden no sólo lo teórico y lo quirúrgico, sino también a empatizar con los niños y sus padres y a ayudar a estos a pasar por las noticias más difíciles de sus vidas".
Nuevos desafíos
El doctor Valenzuela hizo sus estudios de medicina en la Universidad de Concepción, fue médico general de zona en la ciudad de Laja por seis años y, luego de ello, comenzó su formación como neurocirujano en el Instituto de Neurocirugía. Un año después de culminar su especialidad, fue contratado en el mismo recinto asistencial hasta hace dos meses, cuando se jubiló luego de 36 años de trabajo –en los que fue parte de los equipos de urgencia y de pediatría por 16 años, subdirector médico por seis años, director del Instituto del 2011 al 2013, "cuando renuncié al cargo porque me alejó de la práctica quirúrgica" y luego jefe de servicio hasta su retiro-, aunque conserva su cargo como profesor adjunto del Departamento de Ciencias Neurológicas Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Actualmente, está a cargo de la pasada de los residentes del Programa de Especialistas en Neurocirugía y del "fellow", instancia única del Instituto de Neurocirugía, de un año de duración para la profundización en la neurocirugía pediátrica, en la que el médico en formación tiene un contrato por 28 horas y recibe remuneración.
El premio entregado por sus pares del Capítulo Pediátrico de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía, muy recientemente Sociedad Latinoamericana de Neurocirugía, distinguió al doctor Sergio Valenzuela por su constante dedicación a la enseñanza, tanto en Chile como a nivel continental. Desde la creación del capítulo pediátrico, hace dos décadas, hasta la actualidad, esta agrupación ha velado por la educación continua, mediante la realización de dos o tres cursos anuales en distintas áreas de la disciplina, así como la organización de congresos bianualmente, que han llevado los avances en la especialidad a todos los países de la región; "el único que nos falta es Haití, donde hay sólo dos o tres neurocirujanos para toda su población y sólo uno es pediátrico, así que no pueden generar desarrollo del conocimiento".
Esa visión de apoyo a las nuevas generaciones es la que lo mantiene, hasta la actualidad, al lado de sus pacientes y contribuyendo, con esa entrega, a que nuevos especialistas cubran diferentes zonas del país carentes de esta atención, "como podría ser toda la zona norte; hacia allá debiera ampliarse la red de neurocirujanos, por las necesidades y vulnerabilidad de su población, que incluso es puerta de entrada de una buena cantidad de migrantes que, incluso en Santiago, representa para nosotros nuevos desafíos, porque vienen con patologías neurológicas que no habíamos visto antes: hidrocefalia secundaria a parasitosis cerebrales, infecciones virales como el zika; algunas mujeres contraen la infección durante su embarazo, y al llegar a Chile sus niños nacen con afecciones neurológicas que para nosotros, como neurocirujanos pediátricos, va a ser un desafío enfrentar. En ese sentido, la sociedad latinoamericana se presenta como una instancia de cooperación para adquirir las herramientas que nos permitan su adecuado tratamiento".
Cecilia Valenzuela León
Fotos: David Garrido G.